Vivimos en un mundo donde cada decisión, por pequeña que parezca, tiene un impacto económico. Sin embargo, demasiados jóvenes llegan a la vida adulta sin las herramientas básicas para entender, planificar o tomar decisiones financieras con autonomía.
Esto no es una campaña. Es una declaración pública protagonizada por estudiantes de secundaria que hoy están estudiando educación financiera y han decidido levantar la voz. Jóvenes que han descubierto el valor de este conocimiento y quieren compartirlo con otros, para que más personas -dentro y fuera de las aulas- comprendan su importancia real.
Su mensaje es claro:
la educación financiera no puede seguir siendo la asignatura pendiente. No es un lujo ni una habilidad para unos pocos. Es una necesidad vital, un derecho educativo y una herramienta de libertad personal.
Este es el mensaje que necesitamos escuchar. Y compartir.